El próximo 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. En un mundo igualitario, sería un día para conmemorar la lucha y los logros de las mujeres que han defendido nuestros derechos a lo largo de la historia, en todos los rincones del mundo. En el mundo real, sigue siendo un día para reivindicar todo lo que queda por hacer (algo que escribo con pudor desde mi privilegiada condición de mujer blanca, formada, independiente y libre del primer mundo). La sociedad ha cambiado las formas, pero queda mucho fondo sobre el que trabajar, algo de lo que dan buena cuenta el espacio «Micromachismos» de eldiario.es y la campaña «Microrracismos» de la revista digital Afroféminas.
Las letras son otro de esos campos en los que se refleja la desigualdad hombre-mujer: ¿escriben menos?, ¿se publican menos?, ¿se leen menos textos escritos por mujeres? Como le sucedió a Amalia López, editora de sinerrata, yo tampoco he encontrado datos sobre la proporción de libros publicados según el sexo del autor, así que juego a deducir de mis experiencias. El fin de semana pasado compré diez libros, solo uno está escrito por mujeres (curiosamente, un ensayo sobre mujeres escritoras africanas escrito por dos mujeres). En un estante elegido al azar en una de mis librerías encuentro dieciocho escritores hombres y dos mujeres. En mis estanterías de autores africanos, la proporción de mujeres aumenta: diez de los veinticinco libros de una balda están escritos por mujeres (tiene una explicación: yo busco activamente libros escritos por mujeres africanas). Intuyo que las mujeres no escriben menos, pero sin duda sus obras se publican menos. ¿Y qué es un libro escrito y no publicado? Un escrito privado, un no libro.
¿El problema? Que nos faltan la visión y la voz femeninas de las historias y, lo que es peor, que muchas veces ni somos conscientes de estas carencias en nuestras lecturas. Este artículo escrito por Laura Gómez (@azulcorrosivo) para el magacín Canino da buena cuenta de ello: durante un año leyó exclusivamente libros escritos por mujeres y «haciendo balance: no he mutado, no me he convertido en un pavo y, además, no me he perdido nada. Tras toda una vida poniéndome en los ojos de los hombres, el consumo continuo de la visión femenina me ha quitado una sed que ni siquiera era consciente de tener».
Sonia Fernández (@Esecaleidosco) ya nos avisaba desde Literáfrica de las carencias específicas de las letras africanas en su artículo «Necesitamos muchos nombres nuevos de escritoras africanas, y los necesitamos ya». Comparto con ella el asombro de que Aminata Sow Fall no tenga obras traducidas al español, sobre todo cuando no faltan ediciones y reediciones de otros clásicos africanos escritos por hombres. Mi intención no es negar la genialidad de Chinua Achebe, por poner el ejemplo más obvio, sino hacer ver que Aminata Sow Fall o Mariama Bâ son desconocidas pese al valor y la influencia de sus miradas en la siguiente generación de escritores africanos.
Últimamente han surgido iniciativas para promover la lectura de libros escritos por mujeres, como @Read_Women y la etiqueta #Readwomen. «A celebration of women’s writing», proclaman en su cuenta de Twitter. Y este es el espíritu que queremos compartir durante esta semana para celebrar el Día Internacional de la Mujer: queremos que leáis libros escritos por mujeres, por mujeres africanas. Podéis inspiraros leyendo este artículo de Literáfrica: «10 libros de literatura africana del siglo XXI escritos por mujeres», o buscando autoras en sus múltiples reseñas (casi todas de libros que ya se han publicado en español).
Nosotros ponemos nuestro granito de arena con precios especiales en nuestros libros escritos (¡y traducidos!) por mujeres: El camino de la salvación, de Aminata Maïga Ka, traducido por Inmaculada Díaz Narbona y Claudine Lécrivain, y De Abiyán a Túnez, de Mariama Ndoye, traducido por Mar i Cel Perera Valls. Desde el lunes 7 hasta el viernes 11 de marzo, podréis comprar estos eBooks en Lektu a precios especiales.
¡Felices lecturas africanas en femenino!