El «tchip»

Autora invitada: Alejandra Guarinos Viñals (*)

La actualidad manda, sobre todo si se trata de un tema vinculado a la cultura oral africana. Hace algunas semanas apareció una noticia en la prensa francesa, de la que también se hicieron eco los periódicos británicos, que me llamó la atención. Informaba sobre la controversia que está levantando en el país vecino la prohibición implantada en las escuelas de «tchipear» durante las clases. El tchip es un sonido de origen africano cuyo uso y abuso empieza a ser motivo de sanciones en algunos centros escolares. La polémica está servida. ¿Qué se esconde detrás de ese gesto para aplicar semejante medida?

El tchip está muy presente en África, en el Caribe y entre los afroamericanos, pero también se ha ido extendiendo a aquellos países con inmigrantes de origen africano. Consiste en un sonido que se efectúa con un movimiento de succión de los labios contra los dientes al tiempo que se desplaza la lengua en sentido opuesto. Si alguien prueba a hacerlo, verá que no es fácil. Tchip es un término francés y corresponde a la onomatopeya del ruido producido (los ingleses han optado por la descripción y lo denominan tooth-sucking).

En general, el tchip se utiliza para mostrar desaprobación, desprecio o hartura. Se considera una falta de respeto dirigirlo a un superior o una persona mayor, sería un insulto en toda regla. También resulta ofensivo si la persona a quien va destinado no es alguien conocido. En un contexto familiar, se usa para reprobar una conducta. De hecho, es un sonido muy vinculado al universo femenino porque es la manera en que muchas madres y abuelas reprenden a hijos y nietos cuando se portan mal. Si se emite en una conversación entre amigos o colegas sería una señal de disconformidad o malestar con algo que alguien ha dicho.

En todos estos casos, la expresión facial (ceño fruncido, cara de enfadado o mirada asesina) y la postura corporal suelen acompañar al tchip para reforzarlo y multiplicar su efecto. El tchip no es uniforme, puede ser corto y seco, que equivaldría a «¡menuda tontería!» o «¡estate quieto!», o largo e intenso, mucho más cruel e incriminador. Entre uno y otro, existen variaciones en función de la intención del emisor. El más rotundo y contundente es el supertchip. Se diferencia del resto en que el tchip acaba con un chasquido producido con la lengua y sirve para zanjar discusiones, vendría a significar algo del tipo «hasta aquí hemos llegado» o «no hay nada más que hablar».

Volviendo a los colegios franceses, la prohibición se debe al abuso del tchip en algunas escuelas donde el número de alumnos de origen africano es elevado. La medida pretende controlar su utilización por considerarlo vulgar y ofensivo. Este suceso no es más que un reflejo de la diversidad cultural de la sociedad francesa. Pero también la nuestra lo es y conviene sacar partido de ello: no es necesario irse al extranjero para oír un tchip, no hay más que salir a la calle y fijarse. Están ahí, pero es difícil oírlos cuando uno no sabe ni que existen.

Para saber más:

 

(*) Alejandra Guarinos Viñals es la traductora al español de la obra de Venance Konan. En estos momentos trabaja en la novela de Fatou Keïta Et l’aube se leva. Con esta colaboración continuamos la serie «Traduciendo África(s)» que, en tono desenfadado, nos permitirá acercanos a las culturas africanas tomando como base sus traducciones publicadas en 2709 books y noticias de actualidad.

1 comentario en “El «tchip»”

  1. Rufus T. Firefly

    En Nigeria y países africanos anglófonos también lo llaman «kissing the teeth»: http://www.theguardian.com/uk-news/2013/nov/10/explained-art-of-kissing-your-teeth
    Según el autor del artículo, en el Caribe también existe. La descripción formal inglesa es «flujo de aire que ingresa en la boca y que incluye el cierre en dos puntos de la misma». Pero «besar los dientes» es probablemente más descriptivo (y sin duda más bonito).
    ¡Gran artículo!

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