Autora invitada: Alejandra Guarinos Viñals (*)
Si leer es una actividad de por sí enriquecedora, compartir las lecturas lo es todavía más. El club de lectura Baobab se marcó como principal objetivo sacar a las literaturas africanas de las sombras y, de paso, paliar el desconocimiento general que existe sobre el continente negro. Las novelas africanas son una importante fuente de información histórica, geográfica, política, cultural, social; en resumidas cuentas, un estupendo recurso para difundir la enorme diversidad de África. Autores africanos hay muchos, pero en España se publican poco y se publicitan menos, razón por la cual resultan invisibles para el gran público. De ahí la importancia que cobran estos clubes tan específicos y su papel en aras de la bibliodiversidad.
Hasta la fecha, nuestro recorrido por la literatura del continente africano nos ha llevado a dieciséis países: Nigeria, Senegal, Egipto, Angola, Costa de Marfil, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Marruecos, Sudáfrica, República Democrática del Congo, Kenia, Camerún, Uganda, Zimbabue y Burundi. En esta última etapa, el club arrancó con Sueños en tiempo de guerra, la biografía del escritor keniano Ngũgĩ wa Thiong’o. Del Océano Índico saltamos al Atlántico para adentrarnos en un barrio popular de Yaundé con Tiempo de perro, del camerunés Patrice Nganang. De la mano de Moses Isegawa, viajamos a una época convulsa de Uganda con Crónicas abisinias. A continuación, descendimos al África austral con El peluquero de Harare, del autor zimbabuense Tendai Huchu y desde allí nos trasladamos a Nigeria con Las delicias de la maternidad de la escritora Buchi Emecheta. La mirada lúcida del periodista polaco Ryszard Kapuściński y su aclamada obra, Ébano, nos permitió recorrer un buen número de países africanos en la época de las independencias africanas. ¿Y qué mejor que terminar la temporada con Pequeño país, el reciente éxito del franco-burundés Gaël Faye? Estos saltos por el continente no son baladí, encierran una clara intención: permiten recalcar las diferencias que existen entre los distintos países y ponen de manifiesto su tremenda diversidad cultural rompiendo así con la imagen de África como un todo. Lo cierto es que el club Baobab goza de buena salud y siguen incorporándose lectores curiosos por descubrir las propuestas de los escritores africanos. Sorprende comprobar cómo cambia la mirada de los participantes hacia África tras las reflexiones y debates que suscitan los libros. Se produce una auténtica toma de conciencia sobre los prejuicios que siguen existiendo con respecto al continente negro.
Clubes como Baobab se convierten en una magnífica plataforma para difundir las voces de los africanos y ofrecer otra imagen del continente. África, repleta de peculiaridades, entiende el mundo a su manera y los textos de sus escritores así lo reflejan. Los lectores tienen la oportunidad de acercarse a estos países desde un punto de vista distinto, más humano, subjetivo y personal, muy alejado de las frías noticias de prensa e informes de instituciones internacionales. Pero, más allá de recuperar las literaturas africanas como plataforma de divulgación cultural, lo esencial es que forman parte de la literatura universal, es indispensable rescatarlas del olvido y del anonimato otorgándoles el lugar que se merecen.
(*) Alejandra Guarinos Viñals es la traductora al español de la obra de Venance Konan y de la novela Amanecía, de la escritora marfileña Fatou Keïta, y de la antología de ciencia ficción Afrofuturo(s). Desde 2016 coordina el club de lectura de literatura africana Baobab en la Biblioteca Pública del Estado en Albacete.