Autora invitada: Alejandra Guarinos Viñals (*)
El boubou es una prenda que está presente en muchos países de África, tanto es así que ha llegado a convertirse en una seña de identidad de ese continente. Fueron los árabes y bereberes quienes la introdujeron a través de África Occidental, lo cual explicaría que, al principio, su uso estuviera exclusivamente ligado a quienes abrazaban la religión musulmana. Pero el intercambio comercial entre países ha conseguido que, en la actualidad, pueda encontrarse en buena parte del continente bajo múltiples variantes.
El boubou tiene su origen en una prenda procedente del mundo árabe que fue introducida a través de Senegal en el del siglo V. Era una especie de túnica, amplia y larga, cuyo uso respondía al cumplimiento de los preceptos del Corán relativos al pudor. La palabra boubou o bubu procede etimológicamente del término wólof mbubb o mboubeu, que designa una túnica larga. El boubou masculino por excelencia es el gran boubou y se compone de tres piezas: una camisa de manga larga, unos pantalones y una especie de túnica larga y muy holgada que llega hasta los tobillos, todo confeccionado con la misma tela. Los llamados boubous cortos son de dos piezas: el pantalón y una especie de blusón que llega hasta las rodillas. El boubou de las mujeres se presenta también en dos piezas: un pagne que se anuda a la cintura y una túnica, amplia y larga. A menudo, ellas llevan a juego un pañuelo anudado en la cabeza.
Para confeccionar un gran boubou son necesarios entre nueve y doce metros de tela, siendo el pagne wax el más utilizado y el bazin, un algodón adamascado, el más caro. Pero también existen telas más baratas de fibras sintéticas o algodón destinadas a hacer los modelos más asequibles. Esta vestimenta está pensada para climas cálidos ya que protege el cuerpo del sol y lo mantiene fresco. Hoy en día existen multitud de diseños que se han ido adaptando a los gustos, modas y bolsillos de los compradores. Su expansión también se ha visto favorecida por haber perdido parte de su connotación religiosa.
El precio de un boubou depende no solo de la tela, sino también del diseño y de los bordados con los que se adornan el cuello y los bolsillos. Los bordados no solo sirven para reforzar esas zonas sino que, en el caso de los musulmanes, ejercen de amuleto. Detrás de esa serie de dibujos geométricos estéticamente diseñados se esconde un lenguaje ligado al islam para alejar a las malas influencias. La complejidad de los bordados confiere un valor añadido y un toque personal a la prenda proporcionándole distinción y exclusividad. En los boubous femeninos de la alta sociedad se engarzan incluso perlas y cristales de Swarovski. Estos modelos tan valiosos suelen lucirse principalmente en ceremonias privadas, actos solemnes y en festividades especiales como el Tabaski, el Ramadán o la Navidad.
El boubou está firmemente arraigado en las costumbres de muchos africanos, buena muestra de ello es su mención en dos relatos de Venance Konan, La guerra de las religiones y El millonario (de próxima aparición). Su uso está ligado, en el primer caso, a una celebración religiosa y, en el segundo, al estatus social. Esta prenda va más allá de ser una mera vestimenta, representa una auténtica forma de vida. Si queréis ver un gran boubou, no os perdáis la divertida comedia francesa Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? en la que, además de asistir al choque cultural entre franceses y marfileños (entre otros), podréis escuchar varios tchips, ese sonido de origen africano del que ya di cuenta hace unas semanas.
Para deleitarse con algunos modelos de boubous bordados: Sénégal Broderie Moderne. Para verlos de cerca: La Tienda de Laye.
(*) Alejandra Guarinos Viñals es la traductora al español de la obra de Venance Konan. En estos momentos trabaja en la novela de Fatou Keïta Et l’aube se leva. Con esta colaboración continuamos la serie «Traduciendo África(s)» que, en tono desenfadado, nos permitirá acercanos a las culturas africanas tomando como base sus traducciones publicadas en 2709 books y noticias de actualidad.