Publicado en África no es un país (El País) el 23.04.2020. Autora: Sonia Fernández Quincoces.
Desde el día 15 de marzo la lectura ha sido, está siendo, para muchos esa tabla de salvación a la que agarrarse para sobrellevar las horas de encierro. En estos tiempos extraños en los que el confinamiento nos empuja hacia los mundos virtuales, el libro busca también sus resquicios para llegar a nosotros, a pesar de no poder salir de casa.
Estos 40 días hemos vuelto la vista a los volúmenes que guardábamos en nuestros hogares. Hemos podido gozar con las novedades que se habían lanzado los primeros meses del año en las librerías, a las que volveremos, o movernos hacia las lecturas pendientes o hacia aquellas que siempre quisimos releer. Hoy, Día del Libro, lo tenemos que celebrar desde casa, pero siguen buscando fórmulas en el sector editorial y librero, y los eventos se multiplican para demostrar la fortaleza y la importancia de contar historias, ampliar conocimientos y fomentar la empatía.
Ante la imposibilidad de acercarnos a nuestras librerías favoritas, otras maneras de acceder a los libros han ganado protagonismo. A pesar de que siempre han estado ahí, ha sido a raíz del confinamiento cuando muchos hemos vuelto la cabeza hacia ellos. El formato electrónico y el audiolibro son dos de los ejemplos.
Las ventajas de leer ebook
En el mundo de las literaturas africanas, que se nutre en buena parte de pequeñas editoriales, estos formatos de lectura son la excepción. La presencia de los audiolibros es anecdótica, apenas podemos encontrar nada más allá de algunas de las obras de Chimanda Ngozi Adichie, y es el ebook el que tiene un mayor protagonismo.
Esta ha sido la apuesta de la editorial 2709 books al ofrecer desde sus comienzos obras escritas por autores africanos en formato digital. «Trabajar con libros digitales nos ha permitido seguir cada día sin tener que hacer ninguna adaptación a nuestro modelo de negocio. Y así, como las ventas han aumentado, hemos podido concentrarnos en asesorar a los nuevos lectores y tratar de dar el mejor servicio posventa posible», dice Marina Mangado, la persona responsable de la editorial.
El formato parece tenerlo todo para poder continuar leyendo literaturas africanas desde casa, ya que facilita su lectura a través del e-reader pero también del ordenador, de la tableta o del móvil. Una manera de sumar que comienza a tener más seguidores. «Creo que debemos aprovechar este momento como una oportunidad para desterrar, de una vez por todas, el enfrentamiento que muchos quisieron ver entre la edición tradicional y la electrónica», argumenta Mangado. «Todos volveremos a leer y comprar libros en papel, pero ahora, además, muchos han descubierto que leer en digital también es leer».
Humor para hacer frente al tedio
En el catálogo de 2709 books podemos encontrar lecturas para todos los gustos. Desde obras de autores conocidos como Boubacar Boris Diop (Murambi, el libro de los huesos), Fatou Keïta (Amanecía) o Mariama Ndoye (De Abiyán a Túnez) hasta antologías de temática afrofuturista.
Para estos días de confinamiento, el humor puede ser un buen compañero. Venance Konan firma ocho de los libros del catálogo de la editorial, haciendo gala del humor y de una literatura afrosarcástica. «Creo que el humor es quizás la mejor manera, la forma más seria, de difundir mensajes. Sí, intento representar la realidad de mi país, pero con un poco de ironía. Me gusta burlarme de mí mismo y de mi propio país. Mis personajes parecen caricaturas, pero a veces son parte de la realidad. Porque la realidad a veces supera la ficción. Mi país es así», nos comenta en entrevista vía Internet. Sus relatos (El entierro de mi tío, La gata de Maryse, En nombre del partido…) son cuadros hilarantes que a veces pueden parecer surrealistas, y que provocarán desde una sonrisa hasta auténticas carcajadas.
Ese tono de oralidad y sarcasmo destila su trilogía, íntegramente traducida al castellano por Alejandra Guarinos, compuesta por Robert y los Catapila, Los Catapila, esos ingratos y Catapila, jefe del pueblo y que ahondan en la construcción de identidades y en la recepción de los migrantes, ese nosotros frente a los otros, cuestiones de gran actualidad. El propio autor introduce sus libros de esta manera: «Costa de Marfil tuvo una crisis que duró unos diez años, pero si queremos llegar al fondo del problema, diría que uno de los motivos de esta crisis es la cohabitación en dos niveles. Entre la población autóctona del oeste, la población marfileña que llegó del centro y la población que llegó del extranjero (Burkina Faso y Malí)».
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