Publicado en Literáfrica el 28.05.2017. Autora: Sonia Fernández Quincoces.
Algunos de los géneros que han crecido entre los escritores africanos, teniendo en cuenta su carácter minoritario, han sido aquellos que se agrupan bajo el paraguas de la ficción especulativa, una auténtica ensalada en la que podemos encontrar desde terror hasta ciencia ficción y junto a los que, a menudo, aparecen el realismo mágico o la fantasía. En los últimos tiempos, además, ha aparecido con fuerza otra denominación, afrofuturismo, que tiene su origen y desarrollo entre la comunidad afroamericana, pero que comienza a tener su anclaje también en el continente africano.
¿Desde cuándo se escribe ciencia ficción en África? Para encontrar los inicios del género hemos conseguido remontarnos hasta 1945 cuando el etíope Makonnen Endalkaččäw escribió una obra en amárico, Yayne Abeba, considerada la precursora de la ciencia ficción musulmana; junto a él surgen los nombres más conocidos de Tomás Mofolo (Lesotho,1986), Felix Couchoro (Benin, 1900), Abubakar Imam (Nigeria, 1911) o el camerunés Jean-Louis Njemba Medou quien escribió, en 1932, la novela Nnanga Kon (traducida como «fantasmas albinos» o «fantasmas blancos») sobre el primer contacto entre los colonialistas blancos y las personas bulu en Camerún. El egipcio Nihad Sherif es uno de los pioneros de la literatura de ciencia ficción del norte del continente y junto a él se encuentran el marroquí Ahmed Abd El-Salam El-Baqqali, quien ha sido comparado con Julio Verne y Ralph Ellison, y el egipcio Ahmed Khaled Tawfiq, que ha escrito más de 200 libros, la mayoría de ellos de ciencia ficción y de terror.
A pesar de la acogida de las obras de escritores como Nnedi Okorafor, Lauren Beukes, Dilma Dilan o Sofía Samatar, y de la aparición, gracias a la labor de Ivor Hartmann, de la primera antología de ciencia ficción escrita por africanos (de expresión inglesa) —se trataba de Sciencie fiction by African writers—, la ficción especulativa, y dentro de ella la ciencia ficción, seguía siendo considerada un género menor.
En 2015, uno de esos grandes nombres de la ciencia ficción africana, Nnedi Okorafor, mostraba su enfado por el «olvido» al que se sometía a este tipo de creadores. La polémica había surgido a raíz de la publicación de un artículo en el periódico The New York Times que, bajo el título «New wave of African writers with an internationalist bent», publicaba una lista de la nueva ola de escritores africanos que triunfaban en EE. UU. y Gran Bretaña en la que no aparecía ningún nombre de escritor/a de ciencia ficción. Okorafor argumentó en aquella ocasión que una parte del obstáculo para la ciencia ficción son «las actitudes coloniales sobre lo que es literatura y lo que no lo es». «La base de lo que es «gran literatura» en África está demasiado definida todavía por Occidente, y Occidente todavía tiene problemas para ver la ciencia ficción como un género de verdadera literatura», concluyó la autora.
Sin embargo, el debate se extendía también, con otras ramificaciones, en el seno de los propios creadores. Como bien nos habían hecho notar desde afribuku, algunos criticaban el sesgo del prefijo «afro», como en la denominación «afrofuturismo», que parecía no aportar novedad alguna, frente a aquellos que consideraban lo contrario: que se trata de una nueva manera de narrar el mundo africano. Se dice que este término tiene sus orígenes en el músico Sun Ra, quien afirmaba que provenía de Saturno y que estaba en la Tierra para una misión, la de salvar a la humanidad mediante la música. Aunque se usara por primera vez como tal en 1994 en el artículo «Black To The Future» de Mark Dery, es decir que sus cimientos surgen en EE. UU.
En 2015, el colectivo panafricano Jalada presentó un nuevo número dedicado al afrofuturismo. Se trataba de treinta historias que se podían leer online. Estaban escritos por personas de diferentes procedencias y orígenes. De aquella antología (una «selección» de una «elección») es de donde ha surgido el eBook que este mismo año nos ha presentado 2709 books.
Afrofuturo(s) es la traducción de cinco de aquellos relatos realizada por Alejandra Guarinos. Sus autores son Suleiman Agbonkhianmen Buhari, Ivor W. Hartmann, Sheree Renée Thomas, Zachariah Waweru Njeri e Ytasha L. Womack.
La editorial nos emplaza a adentrarnos en unos relatos sobre los que opinan «no estamos ante un movimiento estrictamente literario, sino ante una estética cultural». «Cinco relatos afrofuturistas que abordan algunos temas clásicos de la ciencia ficción, como el viaje en el tiempo y el control mental, y otros más actuales, como el medioambiente, el transhumanismo y el mundo digital. Distopías para reexaminar el pasado y cuestionar el presente, desde una perspectiva afrodescendiente», afirman.
Carlos Bajo Erro (Wiriko), autor del prólogo, confiesa «no soy un lector habitual de ciencia ficción. En realidad, el género no es de los que me resulten más atractivos. Pero me parece que este proyecto es muy especial, en primer lugar por la cuestión del género del que hablabas, aunque no me atraiga la ciencia ficción poner la atención en ciencia ficción africana, me parece un acto de resistencia poética especial. Por otro lado, por la apuesta: que 2709 books se haya lanzado con esta publicación es una deliciosa locura, ante la que uno solo se puede poner al lado. Y, por último, por el lugar del que viene, el hecho de que sea una secuela de un proyecto de Jalada, también es suficiente para sumarse».
Marina M. Mangado, la editora de 2709 books, afirma: «Diría que es el género que rompe más moldes sobre la idea que el lector occidental tiene sobre qué es la literatura africana y quién es un autor africano. Y una herramienta para construir un futuro literario desde una perspectiva africana». En estos relatos ella ve «una recuperación orgullosa de tradiciones e historias de pueblos que fueron ninguneadas y aplastadas durante la colonización. Se recrean para concebir distopías o universos fantásticos que beben del mundo de los espíritus y las divinidades de muchas culturas africanas para reivindicar el lugar de «lo africano» en la sociedad».
En cuanto a cuáles son las aportaciones que se realizan a través de esta literatura, Mangado nos habla de «Diversidad y ruptura. Aire fresco. Reivindicación: de la tradición cultural africana con la que se crean nuevos mundos fantásticos, de las aportaciones africanas a la sociedad occidental, del derecho de un autor a escribir sobre lo que quiera, saliéndose del espacio en el que la sociedad y la industria editorial le encasillan».