Publicado en Susurros de bibliotecas el 24.02.2017. Autora: Susana Gómez.
Venance Konan nos ofrece con esta pequeña fábula, una crítica que nos invita a reflexionar, donde los principios, los sueños y sobre todo el humor se dan la mano. Narrada en tercera persona, con un estilo sencillo, el narrador muchas veces nos indica a través de su tono, el gran absurdo de la situación relatada.
Aladji es imán en un barrio humilde. Como buen musulmán, sabe que jugar a la lotería o a cualquier otro juego de azar está prohibido, pero ¿está mal beneficiarse del premio que ha ganado uno de sus hijos? ¿Irá eso en contra de los preceptos religiosos? El gran dilema no tarda en llegar. Dos de los más respetables ancianos del barrio, le recuerdan cuales deben ser sus obligaciones como imán, y le invitan a renunciar en público al premio. En ese momento, el orgullo, el estar en entredicho, sumado a la necesidad y los sueños sin cumplir, abren la puerta a una lógica aplastante un poco maquillada, y el arte de persuadir termina aliándose contra las obligaciones morales y las contradicciones muchas veces absurdas de la religión. El lector, al igual que Aladji, se verá perseguido por las dudas y, sobre todo, arrastrado en la búsqueda de alguna solución impredecible pero beneficiosa para el protagonista.
Venance Konan a través de pequeñas pinceladas, va creando ante los ojos del lector un pequeño cuadro costumbrista, donde conoceremos cómo es la vida diaria en el seno de una familia polígama, pero no se detendrá ahí, también ofrece una crítica social y política, donde seremos testigos de esa característica que parece ser un requisito indispensable para gobernar, ya sea en gobiernos del tercer mundo o de países desarrollados, la corrupción.