El millonario, de Venance Konan

Publicado en Serendipia el 30.11.2016. Autora: Mónica Gutiérrez.

A Aladji las finanzas no le han ido demasiado bien desde que el gobierno de Costa de Marfil pasó a manos de los boussoumani. Su próspero negocio de construcción y de venta de arena, que iba viento en popa gracias a sus contactos y a los sobornos, se fue a la ruina en cuanto perdió el favor gubernamental; y sus dos autocares de pasajeros corrieron una suerte similar al tener un accidente sin estar asegurados. Ahora vive en un barrio miserable, junto a sus tres mujeres y a ocho de sus doce hijos, regenta un ruinoso comercio de venta de cordero y ha sido nombrado imán de la mezquita. Aladji sueña con volverse a casar por cuarta vez, viajar de nuevo a La Meca y mudarse de ese barrio horrible, pero las deudas y la poca fortuna le tienen acorralado. Hasta que un día, cuando llega a casa, recibe una noticia inesperada: le ha tocado la lotería. Una noticia magnífica si no fuese porque él es un buen musulmán, el imán de su mezquita, y el Corán prohíbe expresamente los juegos de azar y las apuestas.

Conocí a Venance Konan con la divertidísima El entierro de mi tío, donde ponía de manifiesto —con un estupendo sentido del humor— las contradicciones, a menudo enloquecedoras, de las culturas ancestrales de las tribus marfileñas y su simbiosis con las colonialistas. Konan estudió derecho en Francia pero, cuando volvió a su Costa de Marfil natal, ejerció aquello que sentía como vocación, el periodismo. Por eso su mirada sobre la sociedad marfileña tiene esa duplicidad de entendimiento pero también de perspectiva y crítica, todo aderezado con el ingenio y el sentido del humor característicos de la inteligencia de este escritor.

En El millonario, Venance Konan vuelve a divertir al lector a la vez que le hace reflexionar sobre las contradicciones de la religión, la corrupción, la ambición monetaria, la hipocresía o la imbecilidad humana en general (que no conoce fronteras). Su personaje protagonista, Aladji, se comporta con total seriedad, convencido de su rectitud y su razón, y un narrador en tercera persona, también seriosísimo, deja leer entre líneas lo jocoso y absurdo de la situación, o la profunda crítica socio-política y religiosa de Venance Konan sobre su país y sus conciudadanos. Aunque, en El millonario, más que por las espontaneas carcajadas que provocaban sus novelas cortas anteriores, Konan opta por la sutilidad y la ironía de los planteamientos de una historia genial.

En esta ocasión, destaco, no solo el buen hacer de 2709 books al acercarnos literatura africana contemporánea y genial, sino también la excelente traducción de Alejandra Guarinos Viñals, que lo hace posible. El pequeño diccionario de términos marfileños al final del libro (presente también en las anteriores ediciones del autor) no solo facilita la lectura sino que además dota de autenticidad y color local la narración de Konan.

Lector, ¿quién dijo que el conocimiento de otras culturas y otras voces literarias estaba reñido con la diversión?

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