Robert y los Catapila / El entierro de mi tío – Venance Konan

Publicado en Literáfrica el 08.01.2014. Autora: Sonia Fernández Quincoces.

Venance Konan es el ganador del Gran Premio Literario de África Negra de la Asociación de Escritores en Lengua Francesa, en la edición de 2012, por su novela Edem Kodjo, un homme, un destin. En 1993 obtuvo el premio al mejor periodista de investigación en su país, Costa de Marfil, y fue corresponsal en Afrique Magazine. Hasta hace muy poco, sus obras no estaban traducidas al castellano (escribe en francés) pero ahora gracias a una pequeña editorial independiente 2709 books nacida el pasado año, cuya cara visible es Marina M. Mangado, podemos disfrutar de dos de sus creaciones que formaban parte en origen de una colección de seis relatos: Robert y los Catapila y El entierro de mi tío las cuales he tenido la oportunidad de leer.

2709 books nace con vocación de desarrollar un modelo de negocio responsable y sostenible (trabajan con Triodos Bank), eligiendo el formato electrónico y, a medio plazo, la impresión bajo demanda. Su objetivo es encontrar otras historias, de otros autores, que nos acerquen otras visiones del mundo y empiezan su andadura publicando narrativa africana, inspirados por la diferencia, lo desconocido y la diversidad.

Eligen el formato ePUB (acrónimo de la expresión inglesa Electronic publication – Publicación electrónica) que es un formato de documento estándar orientado a su visualización en dispositivos tipo libro electrónico (ebook) y que tiene como ventaja que puede ser adaptado a cualquier dispositivo de lectura de forma rápida y automática. Y todo ello a un precio muy asequible para el lector pero que garantiza la justa retribución a los autores.

Una interesante iniciativa que hay que seguir de cerca y a la que os invito a conocer.

La editorial se ha estrenado con Venance Konan y hay que agradecerle que nos haya acercado dos obras de este autor.

Robert y los Catapila

Robert es una creación única: vago, derrochador y mujeriego, acostumbra a vivir de los demás. En un primer momento, acoge a los Catapila, una familia que llega sin nada, con grandes muestras de generosidad cediéndoles un trozo de bosque, que ha heredado de sus padres, para que puedan llegar a vivir de él. Así comienza una relación entre la familia Catapila, quienes en contraprestación le dan alimentos y dinero, y Robert. Los Catapila toman su nombre de las máquinas Caterpillar que sirven para desbrozar bosques. El uno como la cigarra y los otros como las hormigas mantienen la situación en la que todo parece ir bien hasta que a Robert se le escapa el cuerpo detrás de la hija mayor de los Catapila y estos deciden marcharse.

Konan toma como centro del relato las disputas por la propiedad de la tierra en Costa de Marfil, que se sucedieron tras ser durante largo tiempo uno de los modelos de éxito de un país africano (se la llegó a llamar la Suiza de África). Grosso modo, debido al cacao, muchos migraron a las tierras más fértiles, mientras que los vecinos de países más pobres también vieron allí una oportunidad para mejorar sus vidas. Sin embargo, la situación cambió en la década de los 90, cuando el precio comenzó a caer y el cultivo se volvió menos rentable. Los conflictos por la tierra se recrudecieron, unidos a los enfrentamientos entre diferentes etnias y nacionalidades. A pesar de ser la narración de la realidad marfileña, localizar este relato únicamente en este país es un error. Tras la historia se muestra una realidad que se vive en todas las partes del planeta en relación con la llegada del otro, del de fuera, del imigrante y subyace la pregunta de si en la situación de enfrentamiento los actores protagonistas deberían de ampliarse.

La maestría de Konan es mostrar en pocas páginas los problemas que surgen de la convivencia. Los que llegan son los extraños, a los que se les ve como ajenos y raros, los diferentes (tienen otras costumbres, otros intereses, prosperan y traen el desarrollo tecnológico), y a los que cuesta dejar un hueco para formar parte de la nueva comunidad que les rodea. Se les tolera en la medida en la que son útiles, mientras todo fluya bien y sin problemas, pero cuando la situación se tuerce son el chivo expiatorio adecuado para echarles todos los males encima. Konan, con humor, nos muestra el sentimiento adverso hacia el que se acaba viendo como un enemigo. Que el enfrentamiento llegue a producirse es fruto de muchos factores y Konan lo sabe (los Robertstiene sus razones también y habría que hablar de poderes superiores, por ejemplo) por eso para amplificar la lupa, los Catapila volvieron a aparecer en otra novela posterior: Les Catapila, ces ingrats (2009) en la que el periodista y escritor analizaba, desde su punto de vista, con humor, la historia reciente de su país y explicaba algunas de las principales razones de la crisis general de Costa de Marfil.

El entierro de mi tío

Parece que el humor no falta en las creaciones de Konan pero este relato es realmente hilarante. Escuchareis vuestras propias carcajadas. El tío Kouadjo, fue todo un carácter, de joven camorrista y de viejo un cascarrabias, ha muerto y hay que enterrarlo. Sus sobrinos intentarán hacerlo, pero todo parece complicarse. Esperando el momento de hacerlo rememoran las hazañas del tío.

En el relato se habla de los colonizadores: que obligaban a los padres a llevar a los hijos a la escuela (donde la letra entraba a base de latigazos), en contra de su voluntad, ya que si uno iba a la escuela tenía después dos caminos: o hacer un trabajo de blancos en la ciudad o ser intérprete del sacerdote blanco que quería convertirles en buenas personas. Se habla de religión: que intentaba sin éxito que los nativos creyeran en la concepción de la Virgen María y asumieran las enseñanzas del cristianismo y se habla sobre brujería y fetichismo, que afloran como engaños.

El entierro deviene en un torrente de situaciones cómicas: desde la lluvia que dificulta las labores, a las viejas rencillas, los enfrentamientos debido a las infidelidades y el propio espíritu del tío Kouadjo que parece decidido a imponerse incluso en su propio entierro. Y vaya si lo logra.

Ver el artículo original

Scroll al inicio