Publicado en Literáfrica el 22.05.2014. Autora: Sonia Fernández Quincoces.
Pregunta. Preséntate a ti mismo
Respuesta. Soy Venance Konan y nací en el centro-este de Costa de Marfil en 1958. Estudié Derecho en Costa de Marfil y en Francia, y soy periodista desde 1987. Creo que desde que tengo uso de razón mi gran pasión siempre ha sido la lectura. Quizá porque soy tímido, soñador, vivía en un pequeño pueblo y los libros me permitían evadirme. Empecé con el periodismo en el instituto y, luego, seguí en la universidad. Escribí mi primera novela en 2003, tras largos años llevándola dentro de mí. No he dejado de escribir desde que se publicó aquel primer libro y ahora voy por el décimo: en marzo de este año se publicó Catapila chef du village(Catapila jefe del pueblo), la tercera entrega de la trilogía que comencé con Robert y los Catapila. Estoy casado, soy padre de dos hijos y me encanta viajar, descubrir otras culturas. Vivo y trabajo en Costa de Marfil. A principios de 2011, durante la crisis que sacudió a mi país tras las elecciones presidenciales, tuve que exiliarme durante tres meses en Francia porque las milicias de Laurent Gbagbo intentaban asesinarme. Había sido uno de los que había denunciado en voz alta su intento de apropiarse la democracia marfileña.
P. A Venance Konan, ¿qué le hace sentarse delante del papel blanco?
R. Creo que son las ganas de contar cosas. A veces, son ganas de gritar. Mi libro Le rebelle et le camarade président (El rebelde y el camarada presidente) fue un verdadero clamor en un momento en el que mi país estaba dividido por la guerra.
P. El etíope Hama Tuma se quejaba de que para que un libro de un autor africano sea reconocido, incluso en su propio país, primero ha de lograr el elogio de la crítica en París, Londres o Nueva York. Lo anterior, ¿puede estar llevando a que se acabe escribiendo para un público que no es africano?, ¿para quién escribe Konan?
R. Creo que hay temas universales que llegan igual de bien a los africanos y a los no africanos. Cuando escribo no lo hago para un público específico. Escribo porque tengo cosas que contar y pueden conmover por igual a un marfileño y a un español. Diría incluso que el público no africano intenta descubrir África a través de sus escritores y sus obras. Igual que yo intento conocer otras sensibilidades, de otras culturas, a través de los libros que llegan de otros lugares del mundo que no son África. Vivo en el continente y es aquí donde los lectores y editores no africanos me han descubierto y han apreciado mi trabajo. Pero no negaré el hecho de que un libro elogiado por las críticas de París, Londres o Nueva York tiene un éxito mucho mayor.
P. Tan solo hemos podido leer en castellano tres relatos cortos tuyos, gracias a la estupenda labor que han realizado desde 2709 books, pero el uso del humor es uno de sus rasgos más sobresalientes en ellos, ¿por qué lo usas? ¿crees que existe un humor africano?
R. ¿Por qué el humor en mi escritura? No sabría decirlo. Es quizá un rasgo de mi carácter; o también que los asuntos serios llegan mejor cuando se narran desde el humor.
P. ¿Por qué hay tan escasas novelas históricas del pasado con las grandes epopeyas africanas?
R. Existen libros sobre las grandes epopeyas africanas. Podría citar el de Djibril Tamsir Niane sobre la epopeya mandinga, el de Bernard B. Dadié sobre la de los baulé, y también la obra de Thomas Mofolo sobre Shaka Zulú. Estoy de acuerdo con usted en que no hay bastantes. Tenemos mucho trabajo por hacer a este respecto. Quizá también haría falta que nuestros historiadores se volcasen más en nuestra historia para dar material de trabajo a los escritores.
P. Para ti, ¿quién es un escritor africano?
R. No es sencillo contestar a una pregunta de este tipo. Podría decir que el escritor africano es aquel que es de África, que lleva África dentro de sí, haya nacido o no en el continente, viva o no en el continente.
P. Además de Tanella Boni o Véronique Tadjo, extraordinarias escritoras, ¿qué otras escritoras destacarías de tu país? ¿y del continente?
R. Podría citar a muchas. En Costa de Marfil, Fatou Keïta, Flore Hazoumé, Wéré Wéré Liking, Régina Yaou… Son muchas. Y no podría citar a todas las del continente.
P. ¿Qué importancia tiene la lengua en la que se escribe?
R. Creo que el verdadero problema es que la mayoría de nuestras lenguas no son lenguas escritas y que hemos adoptado la del colonizador. En un país como el mío ninguna de las lenguas nacionales es la lengua oficial. Solo el francés nos une. No solo me resulta imposible escribir en mi lengua materna sino que, además, aunque pudiese hacerlo, nadie podría leerme. El debate en torno a la enseñanza de nuestras lenguas viene de lejos, se remonta a las independencias, pero todavía no se ha zanjado y, en la mayoría de nuestros países, la lengua del colonizador es la que nos permite entendernos.
P. Si tuvieras la capacidad de poder traducir a todos los idiomas del mundo, uno solo de tus libros, ¿qué título elegirías?
R. Pues… La pregunta es difícil porque me gustan todos mis libros. Pero si realmente tuviese que elegir solo uno, me obligaría a elegir Robert y los Catapila.
P. Doomi Golo de Boubacar Boris Diop, escrita en wólof, también llegó en su momento a la población no alfabetizada senegalesa porque incluía un CD de audio, ¿cómo se fomenta la lectura? ¿qué se hace para que la literatura sea accesible a todo el mundo? ¿qué importancia puede tener el libro digital?
R. En efecto, uno de los problemas de los escritores africanos es hacer llegar el libro a la población no alfabetizada y que tiene un escaso poder adquisitivo. Una de las soluciones es bajar el precio del libro y conseguir que llegue a la población que no sabe leer. Me parece que el audiolibro en nuestras lenguas es una de las soluciones posibles.
P. ¿En qué estás trabajando en la actualidad?
R. Acabo de lanzar una nueva novela (se refiere a Catapila chef du village) y otra me da vueltas en la cabeza, aunque todavía no ha tomado una forma definitiva.
P. ¿Qué te preocupa en este momento?
R. Me preocupa el estado de mi continente, la destrucción del medioambiente en todo el mundo que me lleva a hacerme preguntas sobre la supervivencia de la humanidad a largo plazo. Mis inquietudes más inmediatas son el avance del terrorismo en nuestra región, el aumento de la intolerancia y la preservación de la paz en mi país.