El «pagne» africano

Autora invitada: Alejandra Guarinos Viñals (*)

Mi descubrimiento del pagne se produjo durante la traducción de Robert y los Catapila; aunque ya lo conocía, no le ponía nombre ni tenía la más remota idea de su relevancia. El pagne para los africanos es lo mismo que el sol para los turistas británicos que vienen a España: imprescindible. A ojos de la mayoría podría parecer que no es más que un trozo de tela de vistosos colores y dibujos —que lo es—, pero conviene no fiarse de las apariencias ya que esconde todo un mundo de símbolos y evocaciones. Por eso conviene otorgarle el lugar que se merece.

El pagne es una tela de algodón, decorada con tintes de colores y motivos diversos, utilizada en África Occidental para confeccionar ropa. Quizá el tejido no habría despertado mayor interés por mi parte sino hubiera sido porque en el relato que estaba traduciendo apareció seguido de la palabra inglesa wax (cera, en español). Se refería a un regalo que intentaba lavar una ofensa y se le presuponía un gran valor. ¿Pagne wax? ¿Qué venía a hacer la cera asociada a la tela? Al final averigüé que fueron los ghaneses quienes la llevaron a África desde Indonesia, donde los holandeses, sus creadores, la estaban comercializando. Esto explica que aún hoy las telas wax de mayor calidad sigan llevando el sello wax hollandais. ¿Y qué pinta la cera en todo esto? Pues con ella se consigue aportar mayor intensidad y viveza al color haciéndolo resaltar mucho más.

Pagne wax de Senegal

Pero estas telas no son únicamente especiales por esta característica, también son una fuente de información: sus dibujos esconden toda una simbología que varía según los gustos y la coyuntura político-social del país. Los asuntos que aparecen son de lo más variopinto: dinero, valores, amor, política… Véase si no: el dibujo de una mano, por un lado, y unos dedos separados, por otro, aluden a la solidaridad o la fuerza; unos ojos y una especie de banda trenzada hacen referencia a la discreción (veo, pero callo); una escoba puede evocar un reciente golpe de Estado —¡qué concisión, señor!—.

Más allá de este ingenioso y divertido modo de comunicación, el pagne conserva un gran valor sentimental para millones de personas. Durante los primeros meses, incluso años de vida, las madres cargan a su bebé en la espalda y para ello utilizan un pagne. El niño puede pasarse horas pegado a su progenitora creándose así un profundo contacto físico y emocional. El olor y el calor de la madre quedan grabados en su mente e impregnan asimismo el pagne, confiriéndole a esa tela un poder de evocación tan intenso como la famosa magdalena de Proust.

La traducción literal de pagne es «paño»; de hecho, su procedencia etimológica es española. Pero la evocación de «paño» para un español es mucho menos simbólica: lo primero que viene a la mente es el humilde paño de cocina. Algo que, francamente, resta mucho prestigio a su homólogo africano si se traduce tal cual… El pagne para buena parte los africanos es un emblema de su identidad cultural, con él se visten, se comunican y transmiten afectos, de ahí su enorme valor social y sentimental. ¿Se merece un puesto de honor o no?

Para los más curiosos:

  • un catálogo estupendo de estas preciosas telas en Vlisco Shop,
  • dos proyectos que trabajan con pagne en España: Dona Kolors y Safura,
  • algunos dibujos con sus interpretaciones en el capítulo «Le pagne africain, art de vivre» de la serie Portraits de voyage de Arte.

 

(*) Alejandra Guarinos Viñals es la traductora al español de la obra de Venance Konan. En estos momentos trabaja en la novela de Fatou Keïta Et l’aube se leva. Con esta colaboración continuamos la serie «Traduciendo África(s)» que, en tono desenfadado, nos permitirá acercanos a las culturas africanas tomando como base sus traducciones publicadas en 2709 books.

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